MARTES 29/09/ 2020



NOS PONEMOS EN PRESENCIA DEL SEÑOR…

 

Vamos a comenzar la oración de hoy con un cuento.

 

En una pequeña granja, vivían un granjero con su familia y como podéis suponer, una variedad de animales, entre los que había un ratoncito de campo que tenía su refugio en la pared de la cocina.

 

Un día, con gran preocupación, vio el ratón que el dueño de la granja había comprado una ratonera para la cocina. Muy asustado, comenzó a alertar a todos los otros animales: – ¡Cuidado con la ratonera! ¡Cuidado con la ratonera! 

 

La gallina, al oír los gritos, le dijo que se callara: Escúchame ratón, sé que para ti esto es un problema, pero a mí no me puede afectar en absoluto. Así que no armes tanto escándalo y deja de gritar.

 

El ratón fue a hablar con el cerdo, que estaba echándose la siesta, y al ver su sueño interrumpido, se puso a hablar con el ratón de mala gana.

  ¿Sabes que hay una ratonera en la cocina? necesito que me ayudéis a quitarla, - dijo el ratón.

Entiendo tu preocupación, y me solidarizo contigo –respondió el cerdo–. Por lo tanto, te prometo que te tendré presente en mis oraciones esta noche; pero no tengo tiempo ahora, estoy muy ocupado y no puedo hacer más por ti. 

 

El ratón estaba desesperado y fue a pedir ayuda a la vaca. Ésta le dijo: –Mi querido ratón, ¿qué tengo yo que ver con eso? ¿Has visto alguna vez que una vaca haya muerto en una ratonera? 

 

Al ver que no conseguía la solidaridad de nadie, y que todos miraban para otro lado, el ratón volvió a la cocina, se escondió en su agujero y se pasó la noche entera sin dormir, vigilando, con miedo de que le sucediese una tragedia si salía en la oscuridad y se topaba con la trampa. 

Durante la noche se oyó un ruido fuerte: ¡la ratonera acababa de atrapar algo! 

 

La mujer del granjero bajó a ver si había muerto el ratón. Como estaba oscuro, no vio que lo que había caído en la trampa era una serpiente venenosa. Cuando se acercó, la serpiente le mordió. El granjero, al oír los gritos de la mujer, se levantó y la llevó inmediatamente al hospital. Allí recibió tratamiento y después volvió a casa. Sin embargo, seguía muy débil por la fiebre. Como sabía que no hay mejor remedio para un enfermo que un buen caldo, el granjero mató a la gallina y la cocinó.

 

La mujer empezó a recuperarse, y como los dos eran muy queridos en la región, los vecinos acudieron a visitarlos cada día. Ante tal demostración de cariño, el granjero mató al cerdo para poder ofrecer una comida de agradecimiento a sus amigos. 

 

Finalmente, la mujer terminó de ponerse bien, pero los costes del tratamiento médico habían sido muy altos. El granjero tuvo que llevar su vaca al matadero para pagar todos los gastos con el dinero obtenido con la venta de la carne.

El ratón no dejaba de pensar: ¿No habría sido mejor si la gallina, el cerdo y la vaca hubiesen comprendido que el problema de uno de nosotros puede ser el problema de todos?»

 

La moraleja de esta historia es que debemos prestar ayuda a quien acude a nosotros, porque en cualquier momento podemos ser los que necesitemos un amigo para salir de una situación desesperada.

Por eso, la próxima vez que alguien se acerque a ti porque confía en que puedes ayudarle, piensa con el corazón y dale un poco de tu tiempo, escuchándole con atención.

 

CRISTO VENCE, CRISTO REINA, CRISTO IMPERA, CRISTO LUZ INFINITA ALUMBRE NUESTRA INTELIGENCIA, AMÉN.

 

 

 

 

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