Miércoles, 14-10-2020. El mejor cazatalentos de la Historia…
Cristo reina, ¡buenos días a todos!
Hagamos silencio, respiremos profundamente y preparémonos para comenzar nuestro día en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
¿Has vivido? ¿Has amado? Al final lo que se te preguntará es si has vivido intensamente, si has amado con toda la mente, con todas tus fuerzas, con todo tu corazón.
Este domingo celebramos el Domund, día en el que recordamos especialmente a los misioneros, cristianos que se han sentido llamados a amar de una manera diferente en lugares a veces muy lejanos y muy necesitados.
¿Y si yo me sintiera llamado a dar mi vida como misionero o misionera?
¿Cómo saber si yo me siento llamado a seguir a Jesús de esta manera?
Pues es más fácil de lo que parece, simplemente necesitamos abrir nuestros ojos y nuestros oídos y hacernos caso a nosotros mismos: a lo que nos inquieta, a lo que nos conmueve, a lo que nos hace más felices.
Recordemos, por ejemplo, a Abrahám: él salió de su tierra porque experimentó por dentro una enorme inquietud a salir de la vida conocida, de su cultura, de sus fronteras. Abrahám se convirtió en padre de multitud de pueblos porque se atrevió a escuchar y a obedecer a su corazón: ahí estaba Dios descolocándole la vida, pero prometiéndole algo mucho mejor si se arriesgaba y se ponía en camino.
¿Eres tú también como Abrahám, de los que te atreves y te arriesgas?
Moisés también experimentó que Dios le llamaba a hacer algo especial: Moisés vio la esclavitud y el dolor de su pueblo en Egipto, se compadeció y actuó. Al principio Moisés solo encontraba excusas para no hacer nada por su pueblo: que si no me van a hacer caso, que si no sé hablar bien… Pero también terminó obedeciendo a la inquietud que sentía por dentro y empleó el resto su vida en liberar al pueblo de Israel llevándolo a una tierra mejor. Ahí estaba Dios compadeciéndose con él y actuando a través de él.
¿Eres tú también, como Moisés, de los que sufre con el sufrimiento de los demás?
María de Nazaret experimentó que Dios se había fijado en ella para ser la Madre de Jesús, y, a pesar de no entender muy bien cómo podría llegar a ser la Madre del mismísimo Salvador del mundo, también ella respondió “aquí estoy, hágase en mí según tu palabra”.
¿Eres tú como María: sensible, luchadora, llena de vida?
Y es que Dios es un cazatalentos y tiene un ojo fuera de serie: Él te va a buscar allí donde te encuentres, Él contempla impresionado cómo juegas tu vida con los talentos que te dio (sean muchos o pocos) y te ficha para hacer de ti alguien aún más especial: alguien capaz de dejar huella en el mundo, alguien capaz de dar la vida con más corazón aún. Y Dios es también un buen entrenador: Él no te pedirá nunca algo que no puedas hacer, pero sí que te animará siempre a dar un poco más, a ir un poco más lejos, a arriesgarte para llegar más alto.
Esta semana reza por los misioneros y atrévete a dejarte fichar por Dios, el mejor cazatalentos de la historia, el mejor entrenador; no pierdas el tiempo sentado en el banquillo y sal al campo a jugar y a dar lo mejor de ti. Atrévete a responder al Señor “aquí estoy, envíame”, sé feliz.
Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera, Cristo Luz infinita, alumbre
nuestra inteligencia, AMÉN.
¡Que tengáis todos un feliz día!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, AMÉN.