MIÉRCOLES, 4-11-2020. Una antigua plegaria hebrea dice...
Cristo reina, ¡buenos días a todos!
Hagamos silencio, respiremos profundamente y preparémonos para comenzar nuestro día en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
· Seguimos escuchando audio…
Sin darnos cuenta han
ido pasando los días y no viene mal tomar conciencia de todo lo que hemos ido
viviendo en este tiempo. Recordemos algún encuentro especial de estas últimas
semanas… traigamos a la memoria alguna mirada que nos ha sorprendido y
despertado el corazón…¿Estamos aprovechando el momento presente o se nos está escapando la vida sin apenas darnos cuenta?
Dejemos hoy que una antigua plegaria hebrea nos invite a vivir con más intensidad aún, quédate con la frase que más te guste hoy y trata de recordarla por un tiempo, seguro que te hará bien.
Dice así esta antigua plegaria hebrea:
“Que tus despertares te despierten.
Y que al despertarte, el día que comienza te entusiasme.
Y que jamás se transformen en rutinarios los rayos del sol que se filtran por tu ventana en cada nuevo amanecer.
Y que tengas la lucidez de concentrarte y de rescatar lo más positivo de cada persona que se cruza en tu camino.
Y que no te olvides de saborear la comida, detenidamente, aunque solo sea pan y agua.
Y de encontrar algún momento en el día, aunque sea corto y breve, para elevar tu mirada hacia lo alto y agradecer por el milagro de la salud, ese misterio y fantástico equilibrio interno. Y que logres expresar el amor que sientes por tus seres queridos.
Y que tus abrazos, abracen. Y que tus besos, besen.
Y que los atardeceres no dejen de sorprenderte, y que nunca dejes de maravillarte.
Y que llegues cansado y satisfecho al anochecer por la tarea realizada durante el día. Y que tu sueño sea calmado, reparador y sin sobresaltos.
Y que no confundas tu trabajo con la vida, ni tampoco el valor de las cosas con su precio.
Y que no te creas más que nadie, porque solo los ignorantes desconocen que no somos más que polvo y ceniza.
Y que no te olvides, ni por un instante, de que cada segundo de la vida es un regalo, un obsequio, y que si fuéramos realmente valientes, bailaríamos y cantaríamos de alegría al tomar conciencia de ello.
Se hoy nuestro pequeñísimo homenaje al misterio de la vida que nos abraza y nos bendice“
Pongamos nuestro día en manos de María, nuestra madre:
Dulce Madre, no te alejes, tu vista de mí no apartes,
ven conmigo a todas partes y solo nunca me dejes.
Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera, Cristo Luz infinita, alumbre nuestra inteligencia, AMÉN.
¡Que tengáis todos un feliz día!