La visita de Jesús JUEVES 10/12/2020

 Buenos días, nos preparamos para la oración

 

Cristo Reina,


¿Cuántas veces limpio a profundidad mi corazón y lo preparo para la visita de Jesús?

 

Hola, soy Pedro y cada vez que me presento en un lugar nuevo y me toca decir de dónde soy, hay una breve pausa, no sé qué decir, porque he vivido en varios lugares del país y la verdad es que las personas terminan confundidas.

Me gradué de arquitecto y cuando estudiaba en la universidad vivía en Valencia, a 4 horas del lugar donde vive mi familia. Mi mamá y mi papá me visitaban frecuentemente, pero siempre pasaban dos cosas: me avisaban cuando iban saliendo o simplemente llegaban, tal cual, paracaídas. ¡No me daba tiempo de arreglar la casa!

Sentía pena con ellos porque siempre había algo fuera de su lugar: cartones en el piso, papel, lápiz y todo tipo de material que utilizaba para hacer mis trabajos. Lo que significaba que la casa no estaba en condiciones para recibirlos de la mejor manera. Terminaba ordenando a medias para que no me dijeran nada.

Les cuento esto porque era una situación que se repetía a menudo, y pensaba en lo triste que era recibirlos así cuando sé que se merecen lo mejor. Poco a poco, fui creando hábitos para que no me tomara por sorpresa y estar preparado… aplicaba la frase “no se sabe ni el día ni la hora”.

 

Así fue como me comencé a cuestionar: ¿Cuántas veces limpio a profundidad mi corazón y lo preparo para la visita de Jesús? Si hoy me tocara encontrarme con Dios, ¿qué le voy a ofrecer?.

 

 

“Hay tiempo para todo, es cuestión de prioridades”, es una de las frases que mi mamá siempre me repetía. Sin duda, tiene mucha razón.

Desde pequeños nos han enseñado a cumplir ciertos parámetros que nos ayudan a crecer como personas, sobre todo en el ámbito humano: ir al colegio, graduarnos, comenzar la carrera universitaria, comenzar a trabajar para luego formar una familia, o por lo menos es el común denominador dentro de los objetivos a alcanzar en la vida.

Estamos ocupados en lo práctico, las 24 horas del día no rinden para hacer todo lo que queremos estudios, viajes, fiestas… ¿y qué hay después de alcanzar todo esto?, ¿qué pasa dentro de ti?.

 

 

Nadie tiene la garantía de que habrá un mañana, ¿y qué hay con eso?, cada día que vives es una oportunidad para comenzar de nuevo pero depende de ti y de las ganas que tengas para hacer lo mejor; tal vez de ti depende que alguien sonría porque le diste un buenos días o tan sólo dijiste por favor y gracias, recuerda: los pequeños detalles hacen grandes diferencias.
Solo una cosa es esencial

Todas nuestras acciones tienen sello de eternidad, es decir, todo lo que hoy hagas puede sumar o restar para esa “preparación del corazón” en tu camino hacia la santidad.

No quiero asustarte con esto sino invitarte a darle sentido a todos tus actos y que en ellos busques agradar a Dios, por amor, “obedecer en lo pequeño en el tiempo que Dios te ha concedido”.

 

Nunca es tarde, hoy puedes ser mejor que ayer, puedes comenzar a preparar tu corazón y que no te agarren desprevenido. Hoy tienes el tiempo en tus manos, hoy puedes comenzar a determinar cuáles son tus prioridades, lo que hoy vives es lo único seguro que tienes…

¿Qué esperas? ¡Haz que cuente!

 


Cristo vence, cristo reina, cristo impera, cristo luz infinita, alumbre nuestra inteligencia.


Amén

 

 

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