Viernes 9 de Abril - Primer Viernes de Pascua









I am not alone





Buenos días, Cristo reina, nos preparamos para la oración de la mañana. 


Comenzamos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén.

 

Me preguntaba estos días qué sentido tienen los cincuenta días del tiempo pascual para mí. No es más que dar sentido auténtico a mi propia vida: los problemas, el agotamiento cotidiano, la enfermedad, las dificultades económicas, la tristeza, la soledad, la insatisfacción, el desprecio de unos, las contrariedades del día a día o cualquier sufrimiento que surgen a lo largo del camino son pequeños pasos que insertos en este tiempo pascual me llevan al encuentro del resucitado.


Pero para ello, todas estas dificultades y contrariedades diarias han de convertirse en el retal con el que tejer mi existencia como cristiano, el hilo con el que coser mi vivir en Cristo.


En este tiempo es necesario descubrir y vivenciar de manera auténtica el sufrimiento, la decepción, la contrariedad o los desengaños diarios, la tristeza o la desilusión, el aparente silencio de Dios, el desierto que a veces es la vida, la incomunicación, el cansancio del corazón…; y es imprescindible comprender que es necesario aceptar todo esto como parte de mi caminar, de mi purificación, como camino para alcanzar la añorada paz y la complacencia en el amor de Dios. Y, esperar, al final del camino la luz del Espíritu en Pentecostés.


El mundo exige que los cristianos vivamos de manera auténtica la Pascua; que demos testimonio radical de lo que somos, dejar claro que ¡Jesucristo ha resucitado! para curar esas úlceras sangrantes que son el materialismo, la envidia, la injusticia, la mentira, la soberbia, el consumismo, la avidez por el dinero o el poder, la falta de respeto por la religión… todas las lacras que fragmentan la vida de nuestro entorno, una vida que necesita de manera urgente recibir un mensaje de esperanza, de amor, de paz, de justicia y de salvación. Y ese mensaje sólo puede surgir de la fe, amparada por el empuje que nos confiere el Espíritu del Cristo resucitado al que tan unidos debemos estar en este tiempo pascual.

 

¡Señor, Tú que has resucitado y nos das la luz de la vida, ayúdame a avanzar en este tiempo de Pascua! ¡Hay demasiadas cosas por hacer y pocas horas para hacerlo! ¡Ayúdame, Señor, con la fuerza de tu Espíritu, a buscar los frutos de la Resurrección! ¡Dame la fuerza para vencer los miedos ni desesperar! ¡Para no dispersarme de lo esencial! ¡Para no caminar en solitario! ¡Quiero hacer nueva mi vida, Señor, después de tu resurrección! ¡Tú me envías a proclamar tu resurrección, la paz, la verdad y la alegría! 

 

ORACIÓN DEL PADRE GRAS, dedicada a la Virgen María

Oh María, 
alcánzanos la gracia 
de que todos los que aclamamos 
en nuestro corazón 
la eterna Soberanía de tu Hijo, 
vivamos encendidos 
en santo celo 
por la dilatación en la tierra 
de su Reino.


¡Tened todos un gran día!


En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo





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