Lunes 31/5/2021

 

CRISTO REINA. BUENOS DÍAS. NOS PREPARAMOS PARA LA ORACIÓN

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu santo

 


Mi corazón es pobre

Mi corazón es pobre, Señor,

yo me siento de barro;

soy como arcilla abandonada

que espera las manos

del alfarero.

Pon Tus manos, Señor,

Tu corazón, en mi miseria,

y llena el fondo de mi vida

de tu misericordia.

Protege mi vida. Sálvame.

Confío en ti.

Quisiera decirte lo que eres

para mí:

tú eres mi Dios, tú eres mi Padre,

tú me quieres.

Te estoy llamando todo el día.

Concede alegría a quien

quiere ser tu amigo,

que mi confianza

la he puesto en ti.

Protege mi vida. Sálvame.

Confío en ti.

Yo sé que tú eres bueno

y me perdonas.

Sé que eres misericordioso con quien abre su corazón

a tu amor y lealtad.

Escúchame. Atiéndeme.

Te llamo.

Yo vengo a estar contigo

y a quedarme junto a ti.

Protege mi vida. Sálvame.

Confío en ti.

 

Me callo ante tu presencia,

porque tú conoces lo íntimo

de mi vida.

Aquí estoy, Señor, con mi

corazón como es:

que no oculte nada a tus ojos abiertos.

Aquí estoy como arcilla fresca

esperando ser modelada por tus manos misericordiosas.

Protege mi vida. Sálvame.

Confío en ti.

Tú eres grande. Tú haces maravillas.

Tú, el único Dios.

Enséñame, Señor, tu camino

y que mis pasos sigan tus

huellas con fidelidad.

Protege mi vida. Sálvame.

Confío en ti.

Que mi corazón, sin dividirse,

sea todo tuyo.

Te doy gracias de todo corazón,

Señor, Dios mío,

te diré siempre que tú eres amigo fiel.

Me has salvado del abismo

profundo,

y he experimentado tu

misericordia.

Me has librado de los lazos

de la tentación,

y he experimentado tu

misericordia.

Me has hecho revivir,

volver al camino,

y he experimentado tu

misericordia.

Protege mi vida. Sálvame.

Confío en ti.

Señor, yo me alegro, porque eres un Dios compasivo.

Me alegro porque eres

piadoso y paciente.

Me alegro porque eres

misericordioso y fiel.

Señor, mírame. Ten compasión de mí. Dame fuerza.

Protege mi vida. Sálvame. Confío en ti.

Tú, Señor, siempre estás pronto a ayudarme y a animar mi

corazón cuando decae.

Tú, Señor, toma mi corazón de barro y moldéalo según la

grandeza de tu misericordia.


 

Como hoy es el último día del mes dedicado a la Virgen, terminamos con el Magníficat ​ que es un cántico y una oración que proviene del evangelio de Lucas. Reproduce las palabras que, según este evangelista, María, madre de Jesús, dirige a Dios en ocasión de su visita a su pariente Isabel, esposa del sacerdote Zacarías. Isabel llevaba en su seno a Juan el Bautista.

Magnificat

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador,

porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí.

Su nombre es Santo

y su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo,

dispersa a los soberbios de corazón.

Derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes.

A los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos despide vacíos.

Auxilia a Israel su siervo,

acordándose de su santa alianza

según lo había prometido a nuestros padres

en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera, Cristo luz infinita alumbre nuestra inteligencia. Amén

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