Jueves, 21-10-2021. No podemos callar...

 Cristo reina, ¡buenos días a todos!

 ·         Himno del Domund 2021: 

 Respiremos hondo, dejemos que nos llegue


el aire a nuestros pulmones y abramos nuestro corazón a Dios, dedicándole estos primeros minutos de la mañana:

 Este domingo celebramos el Día Mundial de los Misioneros, el día del Domund. Por ello en estos días estamos teniendo la suerte de poder conocer de cerca la experiencia de una hermana nuestra, Puri Quesada, Hija de Cristo Rey, en África, en Senegal. Ella, desde su especial vocación no solo de Hija de Cristo Rey, sino también de enfermera, nos está compartiendo lo que ha vivido en Senegal, cómo ha cuidado allí de los más pobres y necesitados, haciendo sentir así que Dios sigue preocupándose y cuidando a través de nuestros misioneros de los más desvalidos.

Así nos dice el Papa Francisco: El lema de la Jornada Mundial de las Misiones de este año, “No podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído”, es una invitación a cada uno de nosotros a “hacernos cargo” y dar a conocer aquello que tenemos en el corazón. Esta misión es y ha sido siempre la identidad de la Iglesia: “Ella existe para evangelizar”. Los primeros cristianos, lejos de ser seducidos para recluirse en una élite, fueron atraídos por el Señor y por la vida nueva que ofrecía para ir entre las gentes y testimoniar lo que habían visto y oído: el Reino de Dios está cerca. Lo hicieron con la generosidad, la gratitud y la nobleza propias de aquellos que siembran sabiendo que otros comerán el fruto de su entrega y sacrificio. Por eso me gusta pensar que “aun los más débiles, limitados y heridos pueden ser misioneros a su manera, porque siempre hay que permitir que el bien se comunique, aunque conviva con muchas fragilidades”.

En la Jornada Mundial de las Misiones, que se celebra cada año el penúltimo domingo de octubre, recordamos agradecidamente a todas esas personas que, con su testimonio de vida, nos ayudan a renovar nuestro compromiso bautismal de ser apóstoles generosos y alegres del Evangelio. Recordamos especialmente a quienes fueron capaces de ponerse en camino, dejar su tierra y sus hogares para que el Evangelio pueda alcanzar sin demoras y sin miedos esos rincones de pueblos y ciudades donde tantas vidas se encuentran sedientas de bendición.

Contemplar su testimonio misionero nos anima a ser valientes.

·         ¿Qué puedo hacer yo por Jesús? ¿Cómo puedo ser yo hoy las manos, el corazón, la mirada de Jesús?  (silencio)

Hoy Jesús necesita corazones que sean capaces de vivir su vocación como una verdadera historia de amor, que les haga salir a las periferias del mundo y convertirse en mensajeros e instrumentos de compasión. Y es una llamada que Él nos hace a todos, aunque no de la misma manera. Recordemos que hay periferias que están cerca de nosotros, en el centro de una ciudad, o en la propia familia. Vivir la misión es aventurarse a desarrollar los mismos sentimientos de Cristo Jesús y creer con Él que quien está a mi lado es también mi hermano y mi hermana. Que su amor de compasión despierte también nuestro corazón y nos vuelva a todos discípulos misioneros.

Que María, la primera discípula misionera, haga crecer en todos los bautizados el deseo de ser sal y luz en nuestras tierras

  Jesús en mi pensamiento, Jesús en mi corazón,
Jesús en todo momento, vivid Vos en mí, no yo. AMÉN

Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera, Cristo Luz infinita, alumbre nuestra inteligencia, AMÉN.

¡Que tengáis todos un feliz día!

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, AMÉN.

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