Miércoles 10 /11/2021
Hacemos silencio, respiramos profundamente y empezamos la reflexión de hoy en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Parece que poco a poco vamos recuperando la normalidad, y con precauciones podemos hacer cosas que eran habituales en nuestro tiempo libre antes de la pandemia. Cuando llega el fin de semana quedamos con los amigos y también nos reunimos con la familia para dar un paseo o tomar algo en una terraza.
Casi seguro que esos días has visto a personas que están sentadas en la acera, pidiendo dinero, un trabajo o incluso comida. Normalmente no les prestamos mucha atención porque parece que no tienen nada que ver con nosotros, que no son como tú y como yo. Pero necesitan lo mismo que cualquier ser humano, un sitio donde dormir y algo para comer. Muchos de ellos son también padres y madres que piden para mantener a sus hijos.
¿Te has preguntado alguna vez por qué se encuentran en esta situación?
¿sabías que en Jaén hay mucha gente sin trabajo por la pandemia?
Quizás no tienes un empleo para darles, ni dinero para mantenerles durante un mes, pero sí tienes algo que también aprecian, que no apartes tu mirada, que les mires con respeto. Cuando te encuentres a una persona que está pidiendo, no pongas gesto de desprecio, porque Jesús nos enseñó que Él está en el pobre, en el necesitado, en el más pequeño de nosotros. Y si tienes un rato para rezar, acuérdate de aquellos que no son tan afortunados como tú.
Vamos a terminar con una oración para que Jesús nos abra los ojos y el corazón ante los hermanos que sufren.
Dichoso quien cuida del pobre y del débil.
Dichoso quien tiende su mano al necesitado.
Dichoso quien no sabe negar una ayuda.
Dichoso quien sabe amar y comprometerse.
Ayúdanos, Señor,
a desterrar del corazón
el egoísmo que tantas veces lo envuelve.
Ayúdanos a no fracasar
en nuestro intento de estar atentos
al dolor de los demás.
Ayúdanos a saber mirar la realidad,
a descubrir la injusticia .
Tú sabes, Señor,
que nos duele ver que nuestros buenos deseos
no los convertimos en acciones.
Que nos duele tener las cosas claras en la mente,
y no traducirlas en compromisos para transformar el mundo.
Señor,
danos la fuerza
para que tu Palabra y nuestros deseos
lleguen a hacerse realidad en buenas obras.
CRISTO VENCE, CRISTO REINA CRISTO IMPERA, CRISTO LUZ INFINITA ALUMBRE NUESTRA INTELIGENCIA, AMÉN.