MARTES 25-01-2022. LA INMENSIDAD DE LO PEQUEÑO.

Buenos días, CRISTO REINA, nos ponemos en presencia del Señor, en el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo, AMÉN

Bienvenidos a la oración de la mañana del martes, respiremos hondo, dejemos que llegue el aire a nuestros pulmones y abramos nuestro corazón a Dios, dedicándole estos primeros minutos de la mañana. Haz silencio en tu interior y escucha... Por unos momentos desconectamos de nuestros ruidos...escuchamos en el silencio, los latidos de nuestro corazón, sentimos a Dios que nos espera.

Con motivo de la festividad de Santa Inés del pasado día 21 de enero, hoy nos acompaña Madre Inés, gran amiga de Jesús y nuestra. La Madre Inés de Jesús, fue la primera Hija de Cristo Rey, la primera que encarnó el carisma del P. Gras y llevó adelante su obra: hacer reinar a Cristo a través de la Educación. Su larga vida (más de 83 años) fue: un continuo caminar hacia Dios, un deseo constante de amar a Jesucristo, un esfuerzo incansable por llevar a todos hacia Él.

Madre Inés le pedía a Jesús que reinara en ella y en todas las personas con esta frase: “Reinad, Cristo en mí, reinad en las almas de todas las criaturas que tú creaste a tu imagen y semejanza…”

Ella siempre cuido su corazón, no dejo que nada la apartará de Dios, hoy en día hay muchas realidades que nos pueden alejar de Dios, de su amor, de la gente que queremos y que nos quiere, no seamos indiferentes cuidemos nuestro corazón.

ES LA HORA… Sólo necesitamos unos ojos limpios, mirada transparente, capacidad para ver más allá de lo aparente… y todo ello para que juntos podamos ver el mundo con ojos nuevos que nos hagan reconocer la huella de Dios en ti, en nosotros, en todo lo que nos rodea, en la naturaleza…

¡Sólo con esta mirada podremos descubrir el reino! La riqueza de encontrarlo nos llevará a compartirlo. No cierres los ojos… también ESTÁ EN TI.

Madre Inés, descubrió la presencia de Jesús, su reino en ella, y quería instaurarlo en su sociedad, en el mundo con una pasión, un deseo, como ella decía: «Yo no quiero otra cosa sino que reine Jesucristo». 

Recemos todos juntos un Ave María para que en verdad con sola una mirada podamos descubrir el Reino en nosotros, y lo hagamos compartido como Madre Inés quería.

Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor está contigo. Bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Madre Inés, una vida que mereció la pena, un sueño que mereció la vida y que hoy la sigue mereciendo.

Feliz martes, que tengáis una buena semana.

Cristo Vence, Cristo Reina, Cristo Impera, Cristo Luz Infinita, alumbre nuestra inteligencia, AMÉN.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, AMÉN.



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