Jueves, 03-02-2022. Mis manos y tu Amor

 Cristo reina, ¡buenos días a todos!

Respiremos hondo, dejemos que nos llegue el aire a nuestros pulmones y abramos nuestro corazón a Dios, dedicándole estos primeros minutos de la mañana:

 ·         Escuchamos audio (Ennio Morricone - La Misión [Suite Orquestal]): https://youtu.be/3dLxy4jn_vI

·         Al amor más sincero:  https://youtu.be/VxL0W2p0law

 


(Técnica relajación) “Atención a nuestras manos”. Hoy vamos a aprender a relajarnos con otra técnica muy sencilla. Vamos a poner las manos sobre la mesa y vamos a fijarnos en ellas.  

 §  Fijo mi mirada en mis manos, me fijo en mi piel, en el color de mi piel, en mis nudillos... recorro con la vista la forma de mis dedos, algunos son más largos, otros más cortos, a lo mejor tengo alguna herida por el frío, por haberme rozado con algo... mis manos son reflejo de quién soy. Son reflejo de mi trabajo, hay heridas que llevan mucho tiempo conmigo, hay callos que se me han formado de escribir o incluso de trabajar a veces en el campo. (3 segundos de silencio)

§  Me fijo en mis uñas, las llevo limpias, cortadas, o a lo mejor tienen alguna suciedad ya o no me las he cortado recientemente. Mis manos, mi cuerpo... hablan de quién soy... de si me preocupo por mí mismo y me cuido o si no cuido demasiado de mí mismo... (3 segundos de silencio)

§  Siento ahora el calor en mis manos... a veces sentimos dolor del frío que tenemos y nuestras manos se paralizan, nos cuesta escribir, dibujar, trabajar... Cuando sentimos calor en las manos, no nos acordamos tanto de ellas... están ahí... como están las personas que nos quieren, sin hacer ruido, ayudando siempre, consolando cuando lo necesitamos....

 

El calor que sentimos en nuestras manos viene de muy dentro de nosotros, el calor que transmitimos con nuestras manos lo sienten las personas a las que tocamos. Unas manos frías suelen molestar, unas manos cálidas suelen trasmitirnos energía. El amor es algo así... nace de dentro, y fluye silenciosamente a través de nuestro cuerpo, a través de nuestras manos, a través de nuestra mirada...

 

Hace tiempo ya san Pablo escribió algo sobre este amor... un amor que existe desde antes que cualquiera de nosotros, un amor al que llamamos Jesús, un amor al que llamamos Dios: 

 

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (12,31–13,13):

Hermanos: Si hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, pero no tengo amor, no sería más que un metal que resuena o un címbalo que aturde.

Si tuviera el don de profecía y conociera todos los secretos y todo el saber; si tuviera fe como para mover montañas, pero no tengo amor, no sería nada.

Si repartiera todos mis bienes entre los necesitados; si entregara mi cuerpo a las llamas, pero no tengo amor, de nada me serviría.

El amor es paciente, es benigno; el amor no tiene envidia, no presume, no se engríe; no es indecoroso ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad.

Todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor no pasa nunca.

Las profecías, por el contrario, se acabarán; las lenguas cesarán; el conocimiento se acabará. Porque conocemos imperfectamente e imperfectamente profetizamos; mas, cuando venga lo perfecto, lo imperfecto se acabará.


Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre, acabé con las cosas de niño.

Ahora vemos como en un espejo, confusamente; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es ahora limitado; entonces conoceré como he sido conocido por Dios.

En una palabra, quedan estas tres: la fe, la esperanza y el amor. La más grande es el amor.

 

Pidamos a María nuestra madre, que ella nos ayude a descubrir la fuente del amor y nos enseñe a dejarlo fluir a través de cada uno de nosotros, como ella misma hizo:

Que tus ojos me miren, mi dulce Madre;

Que tu corazón me oiga, mi Reina amante;

Que tus labios divinos, piadosos me hablen;

Si tus brazos me tiendes cuando expirare,
en tal hora bendita, fin de mis males,
a la Corte de tu Hijo, llévame, oh Madre.

(J.Gras)

 

Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera, Cristo Luz infinita, alumbre nuestra inteligencia, AMÉN.

Recuerda: El amor no pasa nunca, gracias a ti, a tus manos, a tu cuerpo, seguirá llegando al mundo entero. No te lo guardes para ti solo.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, AMÉN.

¡Que disfrutéis este nuevo día!


 

Entradas populares de este blog

29 abril: Talentos al servicio de Dios

VIERNES 19/02/2021

Lunes 25 de octubre de 2021