MARTES 29 Marzo: AMAR AL PRÓJIMO

 CRISTO REINA

Comenzamos la oración de la mañana, serenando nuestra mente...adoptemos una postura cómoda y respiremos hondo, dejemos que nos llegue el aire a nuestros pulmones y soltemos lentamente, volvemos a coger aire y soltamos...

Nos ponemos en presencia del Señor, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN

Del evangelio de San Marcos: 

En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le

preguntó: « ¿Qué mandamiento es el primero de todos?»

Respondió Jesús: «El primero es: "Escucha, Israel, el

Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor,

tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda

tu mente, con todo tu ser." El segundo es éste: "Amarás a

tu prójimo como a ti mismo." No hay mandamiento

mayor que éstos.»

El mensaje es claro, pero... ¿sabrías identificar a tu prójimo en tu realidad? ¿con quién coincides cada cada día? ¿a quién evitas de manera rutinaria? ponle nombre...¿para quién eres tú el prójimo? ¿te sientes querido por los demás?...

¿Tenemos el corazón preparado para amar a los demás? La oración que vamos a escuchar nos puede ayudar a reflexionar:


Que no se me acostumbre, Señor, el corazón a ver
personas sufriendo en situación injusta.
Que no vea normal tropezarme todos los días con
hombres y mujeres desplazados, sin casa, sin techo.
Que me sorprenda cada día de este mundo que
hemos montado en el que unos tenemos de todo
y a otros les falta también todo.
Que no se me acostumbre el corazón a la mirada
triste y perdida, al gesto caído y desanimado, a la palabra soez o
socarrona, a las pocas ganas de vivir,
a cualquier deterioro de quién me rodea, porque es su grito
desde la cuneta de la vida.
Que no se me acostumbre el corazón, Señor,
a ver como normal al recién llegado
que cruza el mar para buscar trabajo,
al que se ha quedado sin familia o sin misión
y mañana no encontrará salida a su problema.
Pon ternura, Señor, en mi mirada;
pon caricia en mi mano que saluda;
pon misericordia en mi mente que hace juicios;
pon sabiduría en mi lenguaje;
pon escucha en mis oídos que reciben.
Que no se me acostumbre el corazón, Padre,
al dolor de alguien que podría ser yo.

CRISTO VENCE, CRISTO REINA, CRISTO IMPERA, CRISTO LUZ INFINITA, ALUMBRE NUESTRA INTELIGENCIA. AMÉN.

Entradas populares de este blog

LA MUÑECA DE SAL

Si yo fuera limpio de corazón, cómo María

Jueves 17/02/22 "AMABILIDAD"