Miércoles 16 marzo.Padre Gras
Buenos días, CRISTO REINA, nos ponemos en presencia del Señor, en el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo
Bienvenidos a la oración de esta mañana, respiremos hondo, dejemos que llegue el aire a nuestros pulmones y abramos nuestro corazón a Dios, dedicándole estos primeros minutos de la mañana.
Haz silencio en tu interior y escucha...
Todos los años, en esta semana recordamos al Padre Gras: su vida, lo que hizo, donde nació, vivió y murió… su biografía y su obra… Pero esta mañana quiero detenerme no en sus datos biográficos sino en el legado de su vida y en la huella que dejó en la Iglesia y en la historia.
Los que habéis llegado nuevos al cole y sobre todo los que ya llevamos muchos años hemos oído hablar mucho de él, de la fundación de este y otros colegios Cristo Rey, hemos visto fotos suyas que están puestas por el cole… pero lo más importante es que sepamos que el deseo que tuvo José Gras fue hacer Reinar a Cristo.
José Gras apostó por la educación para hacer mejores a las personas.
Los que lo conocían destacaban su pasión por Dios. Una pasión que le llevó a romper los esquemas de su tiempo y a poner su vida y la educación al servicio de los otros.
Con perseverancia, confianza y mucho esfuerzo, José Gras, se convirtió en un referente en la sociedad de su tiempo.
La vida de José Gras nos recuerda la necesidad que tiene el mundo de gente apasionada, de personas capaces de buscar y poner sus talentos al servicio de la humanidad.
El Padre Gras puso voz a lo que Dios siente, piensa, desea y quiere de nosotros.
José Gras tenía una misión y reconocer que tienes una misión dice mucho de tu identidad, de tus sueños y del por qué haces las cosas.
Para empezar, tener una misión significa que te tomas bastante en serio aquello que haces. Es decir, que pones dedicación máxima en aquello que te apasiona y Jose Grás era un apasionado del Reino.
Su recompensa fue el sentimiento de plenitud por haber entregado la vida a su misión que no era otra que hacer que Cristo reine.
Una característica de la misión cuando se vive de manera cristiana es que ésta no se elige. De algún modo, la misión nos elige a nosotros y Jose Grás fue un ejemplo de esto.
Tener una misión es para todos, así que abre tus ojos, escucha y siente tu misión. Descubre aquello que te apasiona.
Pero sobre todo abre tu corazón para que Cristo reine en él.
Termino la oración con unas palabras de José Gras
DIGAN CON SU VIDA CRISTO REINA Y EL MUNDO CAMBIARÁ