miércoles 20 abril.Resurrección

Buenos días, CRISTO REINA, nos ponemos en presencia del Señor, en el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo

Bienvenidos a la oración de esta mañana,  abrimos nuestro corazón a Jesús, y le dedicamos estos primeros minutos de la mañana. 

 

María estaba en el sepulcro y lloraba porque se habían llevado a su señor.

Jesús le habla, pero ella no lo reconoce.

Entonces Jesús con cariño le vuelve a decir: María

Es entonces cuando ella lo mira y le dice: Maestro.

 

Reconstruye esta escena en tu corazón. Siente como Jesús se vuelve hacia ti y te pregunta si estás o has estado triste, si los problemas te agobian, si no ves soluciones, si en ocasiones sientes que nada tiene sentido y que tu solo no puedes….

Oye entonces como Jesús te llama por tu nombre, siente la ternura de sus palabras y de su presencia y como va inundando todo tu ser, tu corazón.

Empiezas a sentir una alegría profunda, serena porque en lo más profundo de ti sabes que la muerte y el pecado no tienen la última palabra. 

 

La muerte de Jesús en la cruz le había convertido en alguien maldito, un perdedor…los fariseos debieron pensar que acabando con él se terminaría con todo. 

Por su parte los apóstoles estaban tristes, sin esperanza…

 

Sin embargo, Dios dio la vuelta a esta situación. 

 

Con la Resurrección, Dios vino a decir que a pesar de lo que todos pudieran pensar y sentir, ese hombre condenado a muerte tenía razón, era el Hijo de Dios y su mensaje de amor ya no ha podido detenerse. 

 

Hoy, más de dos mil años después, seguimos siendo testigos y celebrando que Jesús ha resucitado, que está en nuestra vida y que sigue animando todo lo bueno de este mundo.

 

 Este tiempo de Pascua significa abrir el corazón y respirar hondo. Es volver a sonreír, porque ni siquiera la muerte podrá vencernos. 

La Pascua es apostar por el Amor.

 

 

 

 

Quizás una clave de esta pascua pueda estar en reconocer tanto bien como hemos recibido... Familia, amigos, amor, talentos, historias (en las que hemos aprendido tanto); sueños, ternura, dudas, certezas. 

Tiremos de otros con las fuerzas (muchas o pocas) que tengamos. Transmitamos esa pasión que a veces uno descubre en la vida. No es un camino fácil, y a veces cuesta tomarlo... pero es un camino bueno. 

Y ese camino está lleno de Dios y de su amor y eso nos basta.

 

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