LUNES 15-05-22
· Buenos
días, Cristo reina. Nos preparamos para la oración de la mañana.
Nos
disponemos a escuchar la oración de la mañana y para acoger lo que vamos a
escuchar, disponemos nuestra mente y nuestro corazón, para ello vamos a cerrar
nuestros ojos y tomar una posición cómoda en nuestra silla, tomamos aire
lentamente y lo soltamos lentamente, repetimos...tomamos aire y lo
soltamos...una vez más… tomamos aire muy lentamente y lo soltamos también muy
lentamente.
Comenzamos
la oración de la mañana en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo,
amén.
Hoy me gustaría reflexionar contigo sobre lo que Dios quiere de ti y para
eso te voy a poner un ejemplo sencillo. Todos tenemos en nuestro estuche
lápices… Alargados y con un pequeño borrador en el extremo… para cuando nos
equivocamos.
Date cuenta de que el borrador es mucho más pequeño que el lápiz, indicando
que a pesar de que nos equivocamos, es mucho más lo que escribimos bien de lo
que borramos.
Sin embargo, muchas veces pensamos que es más lo malo que lo bueno en
nuestras vidas, creemos que nuestra vida no vale, o que nacimos para tener
problemas….pero si te pones a mirar bien, es todo lo contrario.
Nos dejamos llevar por los momentos de cansancio, de desilusión, de
amargura por las dificultades de la vida, por las derrotas sufridas, por la
falta de ayudas y de modelos, por la soledad que lleva a la desconfianza y a la
depresión, por la incertidumbre del futuro.
Adelante, no te detengas ante estos momentos…ante pequeños errores; bórralos, escribe encima y
continúa, pues Dios te ha dado la capacidad de hacer muchas obras buenas. Si te
detienes para pensar en lo poco o mucho que has tenido que borrar, dejarás de
escribir tu parte en el libro de la historia que Dios ha dado a cada uno.
No existen errores. Los acontecimientos que atraemos hacia nosotros, por
más desagradables que sean, son necesarios para enseñarnos lo que necesitamos
aprender.
Cuando iniciamos la vida, cada uno de nosotros recibe un bloque de mármol y
las herramientas necearías para convertir ese bloque en escultura. Podemos
arrastrarlo intacto toda la vida, podemos reducirlo a cascajos o podemos darle
una forma gloriosa.
María, la madre de Jesús, no lo tuvo nada fácil y por eso nos invita esta
mañana a estar activos y a no detenernos ante las dificultades de la vida.
Recemos hoy para que María nos ayude entender que las dificultades de la
vida son una oportunidad para crecer y mejorar. Recemos para que nos sintamos
acompañados y ayudados por ella, así como se sintió el Padre Gras en tantas
ocasiones.
Por ello hoy terminamos rezando una oración que José Gras escribió para la
Virgen:
Que tus ojos me miren, mi dulce madre,
que tu corazón me oiga, mi Reina amante,
que tus labios divinos piadosos me hablen.
Si tus brazos me tiendes cuando expirare,
en tal hora bendita, fin de mis males,
a la Corte de tu Hijo, llévame, oh Madre.
·
Cristo vence, Cristo reina, Cristo
impera, Cristo Luz infinita, alumbre nuestra inteligencia, amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y
del Espíritu Santo, amén.
Que tengáis un buen comienzo de
semana