MARTES 17 MAYO: EL SOL Y LA LUNA

Buenos días, CRISTO REINA


Comenzamos la oración de la mañana en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN

Toamos una postura cómoda, ambos pies en el suelo, espalda apoyada en el respaldo y respiramos hondo, dejemos que nos llegue el aire a nuestros pulmones, hacemos una segunda respiración profunda y serenando nuestra mente...acogemos lo que Dios nos quiere decir en esta historia.


Desde siempre he escuchado que todo empezó en el cielo. La luna y el sol por aquel entonces eran dos enamorados. Pero como en todas las relaciones, a veces, discutían. Un día la discusión fue más intensa.

El sol creía que las estrellas eran las amantes de la luna y como habían tantas, enfureció y mandó meteoritos, piedras encendidas por su cólera y creadas para agujerear a la luna. La luz de la luna se apagó, al igual que la de las estrellas.

El sol se arrepintió y para arreglar lo que había hecho, ofreció a la luna y a las estrellas una cuarta parte de su luz para iluminar la noche.

En honor a la luna, el sol le regaló unas bolas redondas a las que la luna puso el nombre de planetas. El sol no se atrevió a decirle a la luna que seguía amándola.

Y un día, por la noche, la luna iluminó un restaurante en el cual había una mesa ocupada por dos jóvenes. El joven le estaba pidiendo matrimonio a su enamorada y ella aceptó. El sol, que miraba por un rincón lo sucedido cogió el valor suficiente, se puso delante de la luna y le dijo:

-Luna sé que me he portado muy mal contigo, pero aunque sé que no me merezco tu perdón te suplico que me lo des porque yo te sigo amando pese que tengas agujeros y no tengas luz.

La luna le perdonó y las estrellas se pusieron formando un corazón en el cielo.

En ocasiones, los enfados o discusiones, no nos dejan estar completamente felices, ¿te has sentido alguna vez así?

Señor, dame un corazón nuevo, para poderte amar como tú quieres. Ayúdame para que pueda ser mejor cada día; sé que con tu ayuda yo podré mejorar muchas cosas de mí mismo, y por ello te pido que siempre me guíes por el camino correcto.

Perdóname, sobre todo si le hago daño a alguien; y bendice a quien haya hecho sufrir con mis actitudes, que no siempre han sido correctas.

Dame la alegría necesaria para poder vivir, dame la esperanza para no llenarme de temor en los momentos de dificultad, dame fe para saber que nunca me abandonarás, y concede a mi corazón toda la paz y la serenidad que necesita para afrontar los momentos que no puedo cambiar.

Cristo vence, cristo reina, cristo impera, cristo luz infinita alumbre nuestra inteligencia, AMÉN

 

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