VIERNES 30 SEPTIEMBRE

 CRISTO REINA. Buenos días, nos vamos preparando para escuchar la oración de esta mañana de viernes. Adopta una postura cómoda, apoya tu espalda sobre el respaldo, ambos pies en el suelo y las manos abiertas con las palmas hacia arriba sobre las piernas, hacemos una respiración profunda y vamos cerrando los ojos. Presta atención al ritmo de tu respiración y dispón tu corazón y tu mente a escuchar la oración. --- El viernes de la semana pasada reflexionábamos en la oración sobre la finalización de la primera semana. Hoy también es viernes y, en esta ocasión, finalizamos la semana y también ponemos fin al mes de septiembre. Hemos dejado casi definitivamente el verano atrás y nos adentramos en el otoño. Cuando hablamos de la estación otoñal a todos se nos viene a la cabeza la imagen de un camino cuajado de hojas de una gran variedad de tonos amarillos, ocres o marrones. Una multitud de árboles que aun guardan su frondosidad estival, pero a los que sus hojas poco a poco cambian de color y comienzan a ajarse. Es el otoño la estación del año en que la naturaleza se desprende de las hojas que la nutrieron y se desnudan para recibir el invierno, libres de elementos superfluos que le permitan sobrevivir a la estación que se acerca. La naturaleza nos enseña una valiosa lección una vez más: La naturaleza, como obra de Dios, nos enseña actitudes de las que siempre, si estamos atentos, podremos entresacar valiosas enseñanzas. El Cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona, nos habla en un valioso ensayo sobre esta relación entre el otoño de la naturaleza y nuestro “otoño cristiano” diciéndonos: “Es tiempo de recogernos para renacer. De mirar hacia adentro, de hacer balance”. Al igual que los árboles desechan sus hojas ayudados por el viento para afrontar el futuro sin cargas superfluas, nosotros debemos imitar a estos y dejar caer actitudes negativas, dejar atrás los temores, las relaciones marchitas o que nos hacen mal, soltar aquello que nos apena. Debemos dejar que el Espíritu Santo nos ayude a discernir cuales son las rémoras que hacen que nuestra alma pese, que sea menos libre, que no esté preparada para afrontar nuevos retos y seguir creciendo. Ese es el fin del otoño, desprender el alma de lo que la ensucia. Pero no debemos descartarlo sin más. La naturaleza utiliza esas hojas para alimentar el suelo y nosotros debemos utilizarlas para aprender de errores o para no volver a caer en actitudes negativas o poco cristianas. Y como cristianos ayudar a los demás a desprenderse de las suyas y a seguir la palabra de Jesús. Aprendamos de las palabras del Papa Francisco que nos dice: “Dios siembra semillas buenas. Nos hará bien no olvidar que también nosotros somos sembradores”. Feliz tiempo de reflexión. Feliz tiempo de renovación. Feliz y fructífero otoño a todos. Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera. Cristo luz infinita, alumbre nuestra inteligencia. Amén. -------------------------------------------------------------------- Música: Arcade Fire & Owen Pallett. Dimensions (Official Audio). BSO HER. https://youtu.be/pnyzvKxiW0

Entradas populares de este blog

LA MUÑECA DE SAL

Si yo fuera limpio de corazón, cómo María

Jueves 17/02/22 "AMABILIDAD"