NOVIEMBRE: EL CÁNTARO DE AGUA

 

Cristo reina.

Buenos días.

Nos vamos preparando para la oración de la mañana.

 

Antes de comenzar, nos ponemos en presencia del señor. En el nombre del padre, del hijo y del Espíritu Santo. Amen.

 

Adoptamos una postura cómoda. Descruzamos las piernas si las tenemos cruzadas y dejamos las manos descansar sobre la mesa o las piernas, relajamos la musculatura, y tomamos conciencia del aquí, del ahora y, sobre todo, de mí. De mí como compañero, amigo, alumno, hermano, hijo y sobre todo, persona.

 

¿Puedo considerarme un buen compañero?

¿Qué le proporciono a mis amigos?

¿Doy lo máximo como alumno?

Y como hijo o hermano, ¿le aporto todo lo bueno que tengo a mi familia?

Pero y a mí, ¿podría sacarme más partido para conseguir todo aquello que quiero?

 

Escuchemos esta breve historia de un cántaro de agua.

“Un campesino muy pobre que vivía en lo alto de una montaña, bajaba todos los días desde su casa hasta el río con dos cántaros a la espalda. Los llenaba de agua y subía la colina con ellos para regar sus plantas. De esta forma, conseguía cada año un cultivo espléndido.

Pero una calurosa tarde de verano, el hombre se sentó a la sombra de un árbol a descansar, y una piedrecita hizo un pequeño agujero en uno de los cántaros.

Al cabo de unos meses, el cántaro intacto le dijo al otro:

– No sé cómo no te das cuenta de que eres un estorbo y no sirves para nada. Nuestro amo no hace más que bajar y subir de la montaña al río y del río a la montaña… Yo le ofrezco todo el agua, pero tú en cambio la vas perdiendo por el camino. No llevas ni la mitad de agua. ¡Con todo el esfuerzo que hace él!

El cántaro agujereado se puso muy triste. Al día siguiente, le dijo a su amo:

– Amo, no deberías llevarme al río. Ya no sirvo para nada.

– ¿Por qué dices eso?- preguntó él.

– Porque tengo un agujero y cada vez que subes cargado conmigo por la montaña, voy perdiendo el agua que recogiste en el río.

– Eres más valioso de lo que piensas– dijo de pronto el campesino- ¿O acaso no te fijaste en que ahora el camino de vuelta a casa está repleto de hermosas flores? Es porque al ver que tenías un agujero, fue echando semillas por el camino para que nacieran y adornaran de colores el camino de vuelta.

El cántaro entonces comenzó a sentirse mucho mejor.”

Reflexión:

 

El protagonista de este cuento, nos invita a reflexionar sobre la importancia de mirar nuestro interior, de ver todos los dones que escapan a nuestros ojos y al igual que Jesús Rey nos enseña con su ejemplo, llevemos el reino de Dios que habita en nosotros a cada una de las personas que nos acompañan en nuestra vida.

Qué importante es conocernos por dentro y darnos cuenta de nuestros dones y nuestros defectos.Es clave querernos como verdaderamente somos para disfrutar de la vida y de los demás. Los defectos pueden ser virtudes en muchos momentos de nuestro día a día.Debemos darle más valor al pensamiento positivo para ser felices y hacer felices a los que nos rodean.

 

Convéncete de que tú vales mucho,solo hay que aprender a mirar desde dentro. Y, lo mismo que el cántaro agujereado a pesar de estar lastimado resultó útil para su dueño. Todo depende de cómo se mire.

 

Confía en tus posibilidades, ya que si no puedes ser el más rápido, igual puedes ser el que mejor anima al grupo. Tú tienes algún don que te hace especial.Quiéretecomo eres y ten fe en ti, no solo por ti, sino también para todos, pues eres tan valioso como único.

 

Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera. Cristo luz infinita, alumbre nuestra inteligencia. Amén.

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