NOVIEMBRE:MI PADRE

 Vídeo: Eres mi padre https://www.youtube.com/watch?v=3Uyh50an-Nk

Buenos días ¡Cristo reina!

Nos vamos preparando para la oración de la mañana.

((((Música))))

Antes de comenzar, nos ponemos en presencia del señor. En el nombre del padre, del hijo y del Espíritu Santo. Amen.

Nos acomodamos en nuestro asiento y adoptamos una postura que nos ayude a relajarnos y desconectar de todo el ruido de nuestro alrededor. Mientras nos vamos relajando, escuchamos este pequeño cuento.

“Cuentan que una tarde estaba sentado en la ladera de una montaña, un maestro al que llamaban Milo rezando y contemplando en serenidad el paisaje, cuando su vecino, llamado Lalo, que le envidiaba, subió hasta lo más alto de la montaña y lanzó desde allí una enorme roca con la intención de matarle. Sin embargo, Lalo erró en su intento, y la pesada roca aterrizó con estrépito junto a Milo, interrumpiendo su meditación, pero sin hacerle daño.

El maestro miró hacia arriba, vio a Lalo y tras una breve pausa, siguió meditando con serenidad y mirando al horizonte.

Días después, Milo y Lalo se encontraron. Este último, un tanto avergonzado, le preguntó: – Maestro, ¿no está enfadado?

– No, claro que no- contestó él.

– ¿Por qué no lo está? ¡Intenté matarle!

– Porque ni tú eres ya el mismo que arrojó la roca ni yo soy el mismo que estaba allí sentado, ya que para el que sabe ver, todo es transitorio; y para el que sabe amar, todo es perdonable”

El maestro de esta historia nos hace ver qué es lo realmente hermoso e inspirador de la vida: pues nos enseña que el tiempo que pasa nos cambia constantemente y el amor al prójimo hace que sanemos gracias al perdón.

Pensemos en algo tan real como es que todos sufrimos. Sí, sufrimos muchas veces por alguna pérdida, por alguien que nos hace daño, por aquel que nos envidia… Pero todo pasa, porque el tiempo hace que estemos en constante cambio. Cambiamos a cada instante.

Si sabemos ver esto, nos daremos cuenta de que hoy no somos los mismos que ayer, porque las experiencias vividas a lo largo de cada día nos van modelando. Y mañana no seremos como hoy, porque habremos añadido nuevas vivencias a nuestra vida.

A la vez que cambiamos, Jesucristo nos dejó el mayor regalo que se puede dar a alguien y no es otro que amar y perdonar a quien nos daña, pues perdonando desde el amor verdadero podemos conseguir una vida llena de bien. Dicen que el tiempo lo cura todo, pero no es el tiempo, sino el amor. El amor es en realidad el antídoto que necesitamos para sanar y el perdón, la tirita que ayuda a cicatrizar las heridas.

Muchas veces las heridas siguen ahí porque nunca llegamos a perdonar. Y por eso, no conseguimos que cicatricen. Es importante perdonar de corazón para cerrar heridas, y para perdonar necesitamos amar.

Aprovechemos este tiempo de adviento que comenzamos en esta semana para preparar nuestro corazón. Dar amor a los demás, como lo hace Dios con cada uno de sus hijos, pues nos ama y perdona como nuestro Padre.

Y como decía la canción que hemos escuchado al inicio, sintamos la presencia de Dios en nosotros en cada momento porque no hay amor tan perfecto y poder tan inmenso como el suyo.

CRISTO VENCE, CRISTO REINA, CRISTO IMPERA. Cristo luz infinita, alumbre nuestra inteligencia. Amen.

Que paséis un feliz martes.

Entradas populares de este blog

LA MUÑECA DE SAL

Si yo fuera limpio de corazón, cómo María

Jueves 17/02/22 "AMABILIDAD"