LUNES 6 MARZO: PAÑUELOS EN EL ÁRBOL

 CRISTO REINA, BUENOS DÍAS, NOS VAMOS PREPARANDO PARA LA ORACIÓN.

 Buenos días, CRISTO REINA, nos ponemos en presencia del Señor, en el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo. Comenzamos la oración de esta mañana serenándonos y abriendo nuestro corazón a Jesús para dedicarle estos primeros minutos de la mañana. ¢

 INTRODUCCIÓN -Todo lo que hace referencia al tema del perdón tiene unos mecanismos bastante complejos: reconocer errores, pedir perdón, experimentar el perdón de los demás, dar nueva oportunidad a quienes nos han fallado, perdonar, perdonarse... -El tiempo de cuaresma invita también a pensar en el perdón, en la reconciliación (con los demás, con nosotros, con Dios...) ¢ 

NARRACIÓN Pañuelos en el árbol 

El día que decidió irse de casa, ni siquiera dijo adiós a los suyos. Dejó atrás a la familia y todos los recuerdos que formaban parte de su vida. Quería ser libre. Un año después vio que había perdido el tiempo, la salud y el dinero. Iba caminando perdido por las calles solitarias de una gran ciudad, y no dejaba de pensar en los suyos. A veces le venía la idea de volver a casa, pero la descartaba: no sabía si iba a ser bien recibido, después de tanto tiempo de haberse marchado. Pero un día se decidió a escribir una carta a los de su casa. En ella les pedía perdón y les decía que se moría de ganas por volver, pero que no se atrevía a pedirlo, porque no sabría cómo lo recibirían. Al final de la carta les decía que si ellos (sus padres y hermanos) estaban dispuestos a acogerle, que pusieran un pañuelo blanco colgado del árbol que había junto a la casa, junto a la vía del tren. Si él veía el pañuelo, bajaría a la estación y volvería a casa. Pero si el pañuelo no estaba, aceptaría la decisión de la familia y continuaría su camino. Durante el viaje en tren a su ciudad, estuvo todo el rato pensando en el árbol. Unas veces se lo imaginaba con un pequeño pañuelo blanco colgado; y otras veces también lo imaginaba con las ramas vacías, sin señal alguna de su familia. Cuando el tren pasó veloz junto a su casa, miró al viejo árbol... y no pudo reprimir un gesto de alegría: no había sólo un pañuelo blanco atado a una rama; todo el árbol estaba lleno de pañuelos, grandes, pequeños, blancos, de colores... Como si hubiera florecido el perdón, un perdón total, que olvida todo, y que ofrece la oportunidad de volver a empezar... 

MOMENTO DE SILENCIO -Piensa cómo llevas cosas como... ...dar otra oportunidad a aquellos que crees que no han obrado bien contigo ...pedir perdón por lo que crees que no has hecho bien con los demás ...aceptar y creerte el perdón de los demás ...creerte el perdón incondicional de Dios Padre... -Pide al Padre lo que más necesites en este sentido... ¢

 ORACIÓN 

En una audiencia de hace unos años, el Papa Francisco decía respecto a este evangelio: “la parábola termina dejando el final en suspenso: no sabemos lo que decide hacer el hijo mayor. Y esto es un estímulo para nosotros. Este Evangelio nos enseña que todos necesitamos entrar en la casa del Padre y participar en su alegría, en su fiesta de la misericordia y de la fraternidad. Hermanos y hermanas, ¡abramos nuestro corazón, para ser «misericordiosos como el Padre»!” Hagamos nuestra oración basándonos en estas palabras. Enséñanos, Señor, a perdonar, y a tratar a los demás con misericordia, la misma que tienes con nosotros. Ayúdanos a creer en tu perdón incondicional, a disfrutar de tu abrazo acogedor, a vivir con la alegría de ser personas perdonadas, y a alegrarnos y hacer fiesta porque perdonas también a quien nosotros nos costaría hacerlo. 

Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera, Cristo luz infinita, alumbre nuestra inteligencia, AMÉN. Buena semana a todos.

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