NAVIDAD: "ADORNAR EL INTERIOR"

 Buenos días, Cristo reina, nos preparamos para la oración de la mañana (momento de silencio). En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén.

Respiremos hondo, dejemos que nos llegue el aire a nuestros pulmones, soltamos lentamente y abramos nuestro corazón a Dios, dedicándole estos primeros minutos de la mañana.

Se dice que, cuando los pastores se alejaron y la quietud volvió, el niño del pesebre levantó la cabeza y miró la puerta entreabierta.

Un muchacho joven, tímido, estaba allí, temblando y temeroso.

-Acércate -le dijo Jesús- ¿Por qué tienes miedo?

-No me atrevo… no tengo nada para darte. -Me gustaría que me des un regalo -dijo el recién nacido.

El pequeño enrojeció de vergüenza y balbuceó:

-De verdad no tengo nada… nada es mío; si tuviera algo, algo mío, te lo daría… mira. Y buscando en los bolsillos de su pantalón, sacó una hoja de cuchillo oxidada que había encontrado.

-Es todo lo que tengo, si la quieres, te la doy…

-No -contestó Jesús- guárdala. Quiero que me des otra cosa. Me gustaría que me hicieras tres regalos.

-Primero ofréceme el último de tus dibujos. El chico, enrojeció. Se acercó al pesebre y, para impedir que María y José lo oyeran, murmuró algo al oído del Niño Jesús:

-No puedo… mi dibujo es espantoso… ¡nadie quiere mirarlo…!

-Justamente, por eso yo lo quiero… siempre tienes que ofrecerme lo que los demás rechazan y lo que no les gusta de ti.

Además quisiera que me dieras tu plato.

-Pero… ¡lo rompí esta mañana! – tartamudeó el chico.

-Por eso lo quiero… Debes ofrecerme siempre lo que está quebrado en tu vida, yo quiero arreglarlo…

Y ahora – insistió Jesús- repíteme la respuesta que le diste a tus padres cuando te preguntaron cómo habías roto el plato.

El rostro del muchacho se ensombreció; bajó la cabeza avergonzado y, tristemente, murmuró:

-Les mentí… Dije que el plato se me cayó de las manos, pero no era cierto… ¡Estaba enfadado y lo tiré con rabia!

-Eso es lo que quería oírte decir -dijo Jesús- Dame siempre lo que hay de malo en tu vida, tus mentiras, tus cobardías. Yo voy a descargarte de ellas… … Quiero que seas feliz y siempre voy a perdonarte tus errores.

En esta época del año, la mayoría de nosotros nos preocupamos por ofrecer a nuestros seres queridos el mejor regalo que nuestro bolsillo pueda comprar, la comida más rica que esté en nuestras manos hacer, la mesa más hermosa, el arbolito más reluciente.

Sin embargo Jesús no necesita que “adornemos” nuestro interior para dárselo como ofrenda, EL lo quiere como esté, maltrecho, herido, tal vez con algún rencor dándole vueltas en su interior. EL quiere que le demos lo que tenemos y somos. Si no le ofrecemos nuestra oscuridad, él no podrá transformarla en luz..

CRISTO VENCE, CRISTO REINA, CRISTO IMPERA, CRISTO LUZ INFINITA ALUMBRE NUESTRA INTELIGENCIA, AMÉN.

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