MIÉRCOLES 20 SEPTIEMBRE: "SIEMPRE CONTIGO"


Buenos días, Cristo reina, nos preparamos para la oración de la mañana (momento de silencio).

CRISTO REINA, ¡buenos días a todos!. Respiremos hondo, dejemos que nos llegue el aire a nuestros pulmones, soltamos lentamente y abramos nuestro corazón a Dios, dedicándole estos primeros minutos de la mañana:

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén.

Hace tiempo se hizo viral una carta de Abraham Lincoln (decimosexto presidente de los Estados Unidos) escrita supuestamente al maestro de su hijo. Dice así:

Querido profesor, mi hijo tiene que aprender que no todos los hombres son justos ni todos son sinceros.

Enséñele que por cada villano hay un héroe, por cada enemigo hay un amigo y que es mejor obtener una moneda ganada con sudor que una moneda robada. Aléjelo de la envidia y si puede, que conozca el secreto y alegría de la risa tranquila.

Enséñele a perder, pero también a disfrutar correctamente de la victoria. Enséñele a maravillarse con los libros, pero deje que él también aprenda con los pájaros del cielo, las flores en el campo y las maravillosas vistas de valles y montañas.

Enséñele a creer en sí mismo, incluso si está solo frente al mundo y enséñele a que nunca debe entrar en un tren solo porque otros lo hicieron antes.

Trátelo bien, pero no lo mime ni lo adule demasiado y transmítale una fe sublime y sólida en Dios

Sé que pido mucho, pero vea lo que puede hacer, querido profesor”.

Reflexión

La honestidad, la justicia, la igualdad, la verdad y la fe son algunos de los valores que pedía Abraham Lincoln para su hijo. Estos días vosotros estáis empezando un nuevo curso y cuando leía esta carta pensaba que eso es lo que cualquiera de vuestros padres nos pediría para vosotros. Este curso es un curso en el que académicamente aprenderéis muchas cosas, algunas que os gustarán más y otras menos, pero en el que no podéis olvidar lo más fundamental, crecer como personas, como testigos de nuestro Cristo Rey y que Él te ha elegido a ti, que está CONTIGO siempre, que sigue confiando en nosotros, a pesar de nuestras muchas caídas y tropiezos. Dios siempre está “contigo” donde se acaban tus seguridades; “contigo” donde te parece que ya no puedes más; “contigo” cuando el miedo te puede. Él siempre está ahí y es ahí donde escuchas cómo te repite: “YO ESTOY SIEMPRE CONTIGO”.

Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera, Cristo Luz infinita, alumbre nuestra inteligencia, amén. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén. Que tengáis un buen día

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