18 DICIEMBRE: Estamos alegres (3ª semana de adviento)

 Buenos días, Cristo reina

Nos preparamos para la oración de la mañana del lunes

Para empezar este día, renovando nuestro espíritu, vamos a pararnos y mirarnos desde dentro, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo………. respiremos hondo, dejemos que llegue el aire a nuestros pulmones y abramos nuestro corazón a Dios, dedicándole estos primeros minutos de la mañana. Haz silencio en tu interior y escucha... Por unos momentos desconectamos de nuestros ruidos...escuchamos en el silencio los latidos de nuestro corazón y sentimos a Dios que nos espera.

Canción: “Dijiste sí “

https://www.youtube.com/watch?v=IaJHD3LTufY

Estrenábamos ayer domingo la 3º Semana de Adviento, Es el domingo de la Alegría… Está próximo el Nacimiento del Señor y por eso ESTAMOS ALEGRES.

Nosotros porque no lo recordamos, pero los días previos a nuestro nacimiento nuestras madres estarían rebosante de alegría… ¿Cómo no iba a estar la Virgen María contenta, feliz de lo que le había encomendado Dios para su vida….? Por eso proclamará ese bello cántico que comienza…”Proclama mi alma la Grandeza del Señor, se alegra mi espíritu, en Dios mi Salvador…!

En el tiempo de Adviento María es siempre una presencia llena de significado. La madre que espera, la mujer que acoge la palabra, la muchacha que arriesga, la amiga que ayuda, la creyente que calla y medita.

Hoy 18 de diciembre, aunque la Iglesia no lo celebra como una fiesta litúrgica, la religiosidad popular, nos dice que hoy se celebra el día de Nuestra Señora de la Esperanza… En esta advocación o en cualquier otra, hoy vamos a detenernos en la figura de María.

Y lo haremos desde dos miradas a María, ello nos ayudará a descubrir cómo estamos viviendo estos días de Adviento. La mirada a la mujer que habla y la mirada a la mujer que ama.

LA MUJER QUE HABLA

Pocas veces hablas en los evangelios, y sin embargo tus palabras son rotundas, definitivas, inapelables. «Hágase», «No tienen vino», «Haced lo que él os diga». Y, sobre todo, ese «Magníficat» que es un himno de libertad, de justicia y de alabanza. También nosotros hablamos. En familia, en el COLEGIO, entre amigos… Hablamos de otras personas. Hablamos de lo que nos preocupa o lo que nos entretiene. Quizás también –ojalá– de Dios. Hay mucho poder en las palabras. Poder para herir y sanar, para levantar y para derribar. Ojalá, María, aprendamos de ti a hablar con verdad.

¿ME PARO A PENSAR EL VALOR QUE TIENEN MIS PALABRAS?

LA MUJER QUE AMA

Desde el momento en que dice sí, María vivirá volcada en ese hijo que ahora es promesa y un día será maestro. Y lo hará desde el amor. Porque el amor es así, es la capacidad de darse sin atar, de querer sin poseer. El amor es capaz de pasar por tormentas y por días claros. Ojalá, María, aprendamos de ti a amar con verdad.

¿CÓMO ES EL AMOR QUE LE TENGO A LOS DEMÁS?

Para terminar la oración de hoy nos unimos a María,

para aprender de ella a hablar con Dios,

a preguntar en busca de respuestas.

Nosotros tampoco sabemos por qué ocurren muchas veces las cosas,

por qué nos pasa lo que nos pasa,

porque somos así y no de otra forma.

María, con sus preguntas quiere saber lo que Dios le ha preparado,

y yo también deseo saber lo que Tú, Dios mío, quieres de mí.

Como ella, me pongo en tus manos y deposito en Ti toda mi confianza y Esperanza.

Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera, Cristo luz infinita, alumbre nuestra inteligencia, AMÉN

Que tengáis un buen día

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