Oración de la mañana Jueves 28 Noviembre
Buenos días, CRISTO REINA, nos ponemos en presencia del Señor, en el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo.
Comenzamos la oración de esta mañana serenando nuestro cuerpo, para ellos adoptamos una postura cómoda, hacemos una respiración intensa, cogemos aire y soltamos lentamente… abrimos nuestro corazón a Jesús, y le dedicamos estos primeros minutos de la mañana.
Si Dios conoce tus necesidades antes de que le pidas cualquier cosa, ¿por qué necesitas orar? Muchos piensan que la oración tiene, como propósito, informar a Dios acerca de la situación difícil por la que están atravesando; pero, no es así. El propósito principal de la oración es la comunicación con Dios.
¿Imaginaste cómo sería la vida si las personas se aproximasen unas a las otras solo para pedirse cosas? Sería un acercamiento egoísta y sin significado. Las personas conversan por el simple placer de conversar; para cultivar el compañerismo, la amistad, y para conocerse mejor.
La oración no es otra cosa que conversar con Dios. ¿Sobre qué? ¡Sobre todo! Orar es abrir el corazón a Dios como a un amigo. ¿De qué conversan los amigos? De todo: deportes, noviazgo, cocina, trabajo, automóvil, finanzas; y, a veces, de cosas insignificantes e irrelevantes, solo para pasar tiempo con el amigo.
¿Es Jesús, para ti, el mejor amigo? Entonces, ábrele tu corazón. Pasa tiempo con él, a solas. Sepárate de las multitudes y, en tu habitación, exprésale a tu mejor Amigo todo lo que estás sintiendo: tus tristezas, dolores, alegrías, sueños y frustraciones.
Señor, gracias por este nuevo día.
Hoy, te pido que ilumines mi camino, que guíes mis pensamientos y mis decisiones. Ayúdame a vivir con gratitud, a ver lo bueno en cada momento y a tener la fuerza para superar cualquier desafío que se presente.
Te pido que me des sabiduría para enfrentar los retos de hoy, paciencia para manejar las situaciones difíciles y amor para compartir con los demás. Que mi corazón esté lleno de paz y alegría, y que siempre pueda reconocer tus bendiciones, grandes o pequeñas.
Gracias por este día que me regalas. Te ofrezco mi trabajo, mis estudios y mi tiempo, para que todo lo que haga hoy sea en honor a Ti.
Te confío mis preocupaciones y mis alegrías. Que pueda ser una luz para aquellos que me rodean, llevando bondad y esperanza donde quiera que vaya.
Terminamos juntos con las palabras de José Gras
Tu, mi Rey divino,
me conoces,
me amas;
Eres mi amigo que se me confía,
mi guía que me dirige,
mi padre que me sonríe,
mi protector que me guarda,
mi maestro que me enseña.
Tú eres mi Dios Verdad,
que irradias luz sobre mi inteligencia; mi
Dios-Amor que haces amar a mi
corazón.
Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera, Cristo luz infinita, alumbre nuestra inteligencia, AMÉN.
Que tengáis buen día