Oración 12-diciembre
Buenos días, Cristo reina, nos vamos preparando para la oración.
Buenos días, Cristo reina. Nos ponemos en presencia del Señor en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Ponte cómodo, ponte cómoda…Cierra los ojos por un momento y respira profundamente. Al tomar el aire, siente cómo la calma entra en tu cuerpo, y al soltarlo, libera cualquier tensión. Visualiza una luz cálida que te rodea, llenándote de paz y claridad. Permite que tu mente y tu corazón se abran para conectarte con Dios, seguimos preparándonos en este tiempo de Adviento para recibir el nacimiento del Señor en una Navidad que seguro será muy especial.
Y, ahora, con esa serenidad, dando gracias por este nuevo día, siguiendo sus huellas, y poniendo todo en sus manos, os invito a escuchar esta pequeña historia llamada “el camino de la luz”
Era una noche tranquila en un pequeño pueblo, donde las estrellas parecían brillar con un propósito especial. Samuel, un adolescente curioso y soñador, caminaba por el mercado, sintiéndose inquieto. La época de Adviento había comenzado, pero en su corazón, todo parecía oscuro.
Mientras pasaba frente a una tienda de lámparas, un anciano lo llamó. "Muchacho, ¿buscas algo?" preguntó con una sonrisa. Samuel, sorprendido, respondió: "No lo sé. Siento que falta algo en mi vida, como si estuviera atrapado en la oscuridad."
El anciano sacó una pequeña lámpara de aceite. "Esta lámpara representa la esperanza. Pero no puede brillar sin aceite, y el aceite es como nuestra fe: si no la alimentas, la luz se apaga."
Intrigado, Samuel aceptó la lámpara y comenzó su viaje hacia la montaña, donde, según las historias, un hombre santo hablaba sobre el Reino de la Luz. Durante el camino, encontró personas que necesitaban ayuda: una mujer anciana que no podía cargar su leña, un niño que había perdido a su perro, y un hombre que buscaba un pan perdido. Samuel usó su tiempo y energía para ayudarlos, a pesar de que eso retrasaba su llegada.
Cuando finalmente alcanzó la cima, un grupo de personas escuchaba a un hombre que hablaba con calma y autoridad. Era Jesús. Samuel se acercó, sosteniendo su lámpara que apenas brillaba. "Maestro, he venido buscando la luz. ¿Cómo puedo encontrarla?"
Jesús sonrió y miró a la lámpara. "Tu luz ya está encendida, Samuel. Cada acto de amor que realizaste en el camino alimentó tu lámpara. No buscabas la luz, la llevabas contigo."
Samuel miró su lámpara y se dio cuenta de que brillaba intensamente. Entendió que el Adviento no era solo esperar el nacimiento del Salvador, sino prepararse para ser portador de la luz en un mundo a veces oscuro.
Esa noche, Samuel regresó al pueblo, compartiendo su experiencia y enseñando a otros a encender sus propias lámparas con actos de bondad y fe. Y así, su pueblo se convirtió en un lugar lleno de luz.
Desde ese día, Samuel nunca volvió a sentir la oscuridad, porque había aprendido que la verdadera luz vive en los corazones dispuestos a compartir amor y esperanza.
Y que mejor manera de ser luz para los demás, que colaborando lo máximo posible en esta campaña navideña, trayendo alimentos y productos de higiene, así como con el donativo que vais a ir metiendo en esas huchas tan bonitas que tenéis en clase.
Os animamos a seguir ayudando a tantas personas que lo necesitan.
En palabras del Padre Gras:
Anima, Corazón de mi Rey, nuestro corazón, para que fortalecidos con tu fuerza, podamos vivir adorándote toda nuestra vida.
Cristo vence, cristo reina, cristo impera, cristo luz infinita, alumbre nuestra inteligencia, amén.
Que tengas un feliz día.
En el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo. Amén.