Que nuestra vida hable de Ti
Vamos haciendo silencio en nuestro interior y nos ponemos en presencia del Señor, en el nombre del Padre…
Comenzamos en este lunes nuestra oración desde el evangelio de san Lucas: En esto un doctor de la ley se levantó y, para ponerlo a prueba, le preguntó: -Maestro, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna? Jesús le contestó: -¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué es lo que lees? Respondió: -Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas, con toda tu mente, y al prójimo como a ti mismo. Entonces le dijo: -Has respondido correctamente: obra así y vivirás. Él, queriendo justificarse, preguntó a Jesús: -¿Y quién es mi prójimo? Jesús le contestó: -Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó. Tropezó con unos asaltantes que lo desnudaron, lo hirieron y se fueron dejándolo medio muerto. Coincidió que bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verlo, pasó de largo. Lo mismo un levita, llegó al lugar, lo vio y pasó de largo. Un samaritano que iba de camino llegó donde estaba, lo vio y se compadeció. Le echó aceite y vino en las heridas y se las vendó. Después, montándolo en su cabalgadura, lo condujo a una posada y lo cuidó. Al día siguiente sacó dos denarios, se los dio al posadero y le encargó: Cuida de él, y lo que gastes de más te lo pagaré a la vuelta. ¿Quién de los tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los asaltantes? Contestó: -El que lo trató con misericordia. Y Jesús le dijo: -Ve y haz tú lo mismo. Palabra de Dios.
Si puedo hacer hoy alguna cosa, si puedo realizar algún servicio, si puedo decir algo bien dicho, dime cómo hacerlo, Señor. Si puedo arreglar un fallo humano, si puedo dar fuerzas a mi prójimo, dime cómo hacerlo, Señor. Si puedo ayudar a un desgraciado, si puedo aliviar alguna carga, si puedo irradiar más alegría, dime cómo hacerlo, Señor. Señor, Tú nos pides que nuestra vida entera hable de Ti, en cada tarea o situación que vivamos; que digamos a la gente, con nuestra vida y actitudes que Tú les amas. Tú nos has hecho colaboradores tuyos en esta tarea de hacer crecer la Vida, de construir tu Reino.
Que como María, la mujer que se dejó llenar por Ti para entregarte al mundo, permanezcamos siempre abiertos a tu amor y sepamos hacer de nuestra vida un don para los demás.
Cristo vence, Cristo reina…