Defectos sí, pero también virtudes


Ave María

Cristo reina, nos preparamos para la oración de la mañana

Comenzamos la oración de la mañana poniéndonos en presencia de Dios en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.



DEFECTOS SÍ, PERO TAMBIÉN VIRTUDES 

 

¿Hasta dónde seríamos capaces de llegar si de verdad nos lo proponemos? Es lógico que algunos de nosotros pensemos que si fuésemos de otra manera: más fuertes, más atrevidos, con más voluntad, seríamos capaces de llegar al lugar donde soñamos. Pero las cosas que nos falten no pueden ser la excusa para no ponerse en marcha. Si es verdad que tenemos defectos, no es menos verdad que poseemos muchas virtudes. Y son éstas, las que de verdad tenemos que utilizar. Y si no os acabáis de convencer escuchad el siguiente texto y luego, si queréis lo comentáis.

 

“Cuentan que, a media noche, hubo en la carpintería una extraña asamblea. Las herramientas se habían reunido para arreglar las diferencias que no las dejaban trabajar. El Martillo pretendió́ ejercer la presidencia de la reunión, pero enseguida la asamblea le notificó que tenía que renunciar: -No puedes presidir, Martillo -le dijo el portavoz de la asamblea-. Haces demasiado ruido y te pasas todo el tiempo golpeando. El Martillo aceptó su culpa, pero propuso: -Si yo no presido, pido también que sea expulsado el Tornillo, puesto que siempre hay que darle muchas vueltas para que sirva para algo. El Tornillo dijo que aceptaba su expulsión, pero propuso una condición: -Si yo me voy, expulsad también a la Lija, puesto que es muy áspera en su trato y siempre tiene fricciones con los demás. La Lija dijo que no se iría, a no ser que fuera expulsado el Metro. Afirmó: -El Metro se pasa todo el tiempo midiendo a los demás según su propia medida, como si él fuera el único perfecto. Estando la reunión en tan delicado momento, apareció́ inesperadamente el Carpintero, que se puso su delantal e inició su trabajo. Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Trabajó la madera hasta acabar un mueble. Al terminar su trabajo, se fue. Cuando la carpintería volvió́ a quedar a solas, la asamblea reanudó la deliberación. Fue entonces cuando el Serrucho, que aún no había tomado la palabra, habló: -Señores, ha quedado demostrado que todos tenemos defectos, pero el Carpintero trabaja con nuestras cualidades; son ellas las que nos hacen valiosos. Así́ que propongo que no nos centremos tanto en nuestros puntos débiles, sino en la utilidad de nuestros puntos fuertes. La asamblea valoró entonces que el Martillo era fuerte; el Tornillo unía y daba fuerza; la Lija era especial para afinar y limar asperezas; y observaron que el Metro era preciso y exacto. Se sintieron orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos”. 

Aceptando nuestros defectos, pero valorando que tenemos virtudes, recemos todos juntos un Ave María.

AVE MARÍA

 

Terminamos con una oración a María

 

¡OH SEÑORA MÍA, Oh Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a ti; y en prueba de mi amor de hijo te consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo tuyo, Madre buena, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén

Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera, Cristo luz infinita ilumine nuestra inteligencia. Amén

¡Feliz día a todos!

En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

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