Lunes 24 de enero

 


                                                    Lunes 24 de enero

                                            



Buenos días, Cristo reina, nos preparamos para la oración de la mañana (momento de silencio). En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén.

Señor mío y Dios mío creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes , te pido perdón por mis pecados y  gracia para hacer con fruto este rato de oración.

 

            Un jovencito ciego acostumbraba pedir limosnas a la entrada de un centro comercial. Todos los días se le podía ver ahí, con un pequeño sombrero que le servía para recibir las monedas, y un cartel que decía: «Soy ciego. Por favor, ayúdenme con una limosna». Así pasaban los días, hasta que ocurrió un hecho interesante.

Resulta que un hombre se le acercó y, después de echarle unas monedas, agarró el letrero y escribió unas palabras en la parte de atrás. Luego lo colocó de modo que la gente leyera el nuevo mensaje. Al poco rato el sombrero comenzó a llenarse de monedas con  una rapidez inusual.

Al final de la tarde el hombre que había escrito el nuevo mensaje regresó para ver qué tal iban las cosas. Entonces el joven ciego aprovechó para preguntarle.

—¿Qué hizo usted para que la gente me diera más dinero?

—Solamente cambié el letrero que usabas para pedir ayuda.

—¿Y qué escribió?

—Escribí: «Este es un hermoso día, pero yo no puedo verlo».

Ambos letreros pedían ayuda, pero el segundo tenía una pequeña y ,a la vez ,gran diferencia. Le recordaba a todos que tenían la bendición de poder ver y que debían sentirse agradecidos por ello.

 

Reflexión

Muchas veces nos levantamos y nos acostamos sin siquiera detenernos un segundo para agradecer las miles de bendiciones que caen del cielo sobre nosotros. Poder escuchar la risa de nuestros amigos, de nuestra familia, poder sentir el olor de nuestra comida, contemplar el verdor de los árboles y el azul del cielo.

Y es que a veces ponemos tanta atención a nuestros problemas o necesidades que no nos queda espacio para disfrutar las bondades que recibimos.

Haz una pausa hoy, y todos los días, para contemplar las cosas buenas que tienes a tu alrededor y dale gracias a Dios por cada una de ellas, puedes hacerlo con una oración, con una sonrisa, con una letras de agradecimiento, etc. Te darás cuenta que tenemos miles de razones por las cuáles estar felices y agradecidos.

Terminamos con un padre nuestro

PADRE NUESTRO

Padre nuestro, que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal.

 

 

Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera, Cristo Luz infinita, alumbre nuestra inteligencia, amén. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén. Que tengáis un buen día.

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