ABRIL: ORAR CON LA IMAGINACIÓN
Comenzamos el día poniéndonos en presencia del Señor, en el Nombre
del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN
Escuchamos audio (Ennio
Morricone - La Misión [Suite Orquestal]): https://youtu.be/3dLxy4jn_vI
La oración
de hoy la vamos a hacer con nuestra imaginación, te invito a que estes muy atento
y sigas las indicaciones, porque Cristo Resucitado se hace presente a través de
una palabra o un sentimiento y también a través de nuestra capacidad de
imaginar y soñar.
1. Empieza cerrando los
ojos, olvídate de lo que hacen los demás, cierra tus ojos y aprovecha este
momento.
2. Ahora haz una
inspiración profunda, aguanta unos instantes el aire dentro de los pulmones y
suéltalo tranquilamente. Aprovecha para sentarte apoyando bien los pies sobre
el suelo y la espalda sobre el respaldo de la silla.
3. Y ahora vuelve a
inspirar profundo, aguanta unos instantes el aire dentro de los pulmones y
suéltalo tranquilamente. Deja las manos sobre tu regazo y aprieta los puños
unos instantes, suelta los puños y relaja ahora las manos.
4. Y en esta tercera vez
haz las dos cosas al mismo ritmo: inspira y cierra los puños, exhala el aire y
relaja las manos... repítelo tres veces.
5. Sigue con los ojos
cerrados, respirando tranquilamente, a tu ritmo, y con las manos apoyadas en tu
regazo.
Imagina que miras hacia arriba
y sobre ti está el cielo abierto, imagina que no estás en la clase, que no está
el techo blanco sobre tu cabeza sino el cielo azul. Es un azul intenso, limpio
y claro. Imagina el cielo, totalmente vacío de nubes. Es un día templado, hace
sol, lo suficiente para calentar el cuerpo pero sin molestar.
Y sigues contemplando
un poco más allá... tus ojos van bajando hacia el horizonte y te encuentras con el mar
abierto, un enorme horizonte de aguas tranquilas, un mar en el que se refleja
la luz del sol. Un mar que conoces, un mar en el que te bañas durante el
verano...
Y sigues bajando la
vista y descubres que estás sentado en una barca, una barca de madera, de color
blanco. Estás sentado y notas cómo el movimiento del agua balancea
ligeramente tu barca... Miras y ves los remos apoyados en un lado junto a ti,
hace un rato que dejaste de remar y estás descansando, dejándote mecer
tranquilamente por el agua,
9. El banco de tu barca
es ancho y a tu lado tienes a alguien... alguien con quien disfrutas incluso
cuando apenas tienes nada que decir. A tu lado está sentado alguien que está
disfrutando como tú del cielo, del horizonte de agua, del mecer de las olas,
del calor del sol. Esa persona te valora y te aprecia por lo que eres, por
quien eres, por ti mismo. Con esa persona no te hace falta fingir ni decir que
estás bien cuando te sientes triste o agotado. Junto a esa persona sientes que
eres tú mismo. ¿Quién es esa persona para ti?
10. Ahora miras a los ojos
de esa persona y le agradeces con una sonrisa o con un beso que esté en tu
barca contigo, que esté en tu vida
11. Esa persona puede ser
Jesús, puede ser Dios mismo en tu vida. Jesús te mira, sentado a tu lado,
te sonríe, te guiña un ojo y coge uno de los remos... tú coges el otro y
comenzáis a remar... es hora de volver... es hora de ponerse en marcha, de
coger los remos con fuerza y luchar un poco más por llegar a donde tú sueñas.
12. Vamos lentamente
despidiéndonos de ese mar, de ese cielo... agradecidos por estos instantes de
descanso, de dejarnos llevar.... respiramos hondo una vez más y vamos abriendo
los ojos
13.Y terminamos estos
minutos de oración con la confianza renovada de que no remamos solos, de que
hay un horizonte esperándonos, un mar más allá de nuestras preocupaciones de
hoy, de ayer o de mañana. Dios está con nosotros, ninguna ola podrá volcar
nuestra barca si dejamos que Él reme con nosotros a través de las personas que
más nos quieren.
Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera,
Cristo Luz infinita, alumbre nuestra inteligencia, AMÉN.
En el nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo, AMÉN.
¡Que disfrutéis este nuevo día!