Oración de la mañana Jueves 14 Noviembre

 

 Buenos días, CRISTO REINA, nos ponemos en presencia del Señor, en el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo. 

Comenzamos la oración de esta mañana serenando nuestro cuerpo, para ellos adoptamos una postura cómoda, hacemos una respiración intensa, cogemos aire y soltamos lentamente… abrimos nuestro corazón a Jesús, y le dedicamos estos primeros minutos de la mañana.

 

 

CORAZÓN QUE ARDE

 

Un corazón lleno de alegría es resultado de un corazón que arde de amor.

 

La alegría no es solo cuestión de temperamento, siempre resulta difícil conservar la alegría, motivo mayor para tratar de adquirirla y de hacerla crecer en nuestros corazones.

 

La alegría es oración; la alegría es fuerza; la alegría es amor. Da más quien da con alegría.

 

A los niños y a los pobres, a todos los que sufren y están solos, bríndales siempre una sonrisa alegre; no solo les brindes tus cuidados sino también tu corazón. Tal vez no podamos dar mucho, pero siempre podemos brindar la alegría que brota de un corazón lleno de amor.

 

Si tienes dificultades en tu trabajo y si las aceptas con alegría, con una gran sonrisa, en este caso, como en muchas otras cosas, verás que tu bien si funciona.

 

Además, la mejor manera de mostrar tu gratitud está en aceptar todo con alegría.

 

Si tienes alegría, esta brillara en tus ojos y en tu aspecto, en tu conversación y en tu contento. No podrás ocultarla porque la alegría se desborda.

 

La alegría es muy contagiosa. Trata, por tanto, de estar siempre desbordando de alegría donde quiera que vayas.

 

La alegría debe ser uno de los pivotes de nuestra existencia. Es el distintivo de una personalidad generosa. En ocasiones, también es el manto que cubre una vida de sacrificio y entrega propia. La persona que tiene este don muchas veces alcanza cimas elevadas. El o ella es como el sol en una comunidad.

 

Deberíamos preguntarnos: "¿En verdad que he experimentado la alegría de amar? "el amor verdadero es un amor que nos produce dolor, que lastima y, sin embargo, nos produce alegría. Por ello debemos orar y pedir valor para amar.

 

Que Dios te devuelva en amor todo el amor que hayas dado y toda la alegría y la paz que hayas sembrado a tu alrededor, en todo el mundo.


Terminamos juntos con las palabras de José Gras

 

Tu, mi Rey divino,

me conoces,

 me amas; 

Eres mi amigo que se me confía,

mi guía que me dirige, 

mi padre que me sonríe,

mi protector que me guarda, 

mi maestro que me enseña.

Tú eres mi Dios Verdad,

que irradias luz sobre mi inteligencia;

mi Dios-Amor que haces amar a mi corazón.

 

Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera, Cristo luz infinita, alumbre nuestra inteligencia, AMÉN.

Que tengáis buen día

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