VIERNES 19/03/2021

Buenos días, Cristo reina. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén. 

images.jpegHoy, viernes, día de san José, celebramos el día grande de esta semana en honor del fundador del Instituto de las Hijas de Cristo Rey, José Gras y Granollers. En esta oración, ponemos de manifiesto más que nunca el pensamiento educativo del padre resumido en ese lema que tantas veces hemos escuchado y que resuena en lo más profundo de nuestro ser: “el amor enseña a enseñar”. Le damos gracias a Jesucristo, Señor y Rey de nuestros corazones, por el ejemplo que encarna el legado y la vida de José Gras, pues dedicó incansablemente todos sus esfuerzos a propagar el mayor acto de amor del que somos testigos y apóstoles: la entrega del mismo Dios hecho hombre que se sacrificó para redimir al mundo del pecado. 

  

 

  • LECTURA BÍBLICA: Juan 19, 17-30 

Y él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, en hebreo, Gólgota. Allí lo crucificaron y con él a otros dos, uno a cada lado y Jesús en medio. Escribió también Pilato un título, que puso sobre la cruz, el cual decía: JESÚS NAZARENO, REY DE LOS JUDÍOS. Muchos de los judíos leyeron este título porque el lugar donde Jesús fue crucificado estaba cerca de la ciudad, y el título estaba escrito en hebreo, en griego y en latín. Dijeron a Pilato los principales sacerdotes de los judíos: no escribas “Rey de los judíos”, sino, que él dijo: “soy Rey de los judíos”. Respondió Pilato: Lo escrito, escrito está. Cuando los soldados hubieron crucificado a Jesús, tomaron sus vestiduras e hicieron cuatro partes, una para cada soldado. Tomaron también su túnica, la cual no tenía costura, era de una sola pieza de arriba abajo. Entonces dijeron entre sí: “No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, a ver de quién será. Esto fue para que se cumpliese la Escritura, que dice: Repartieron entre sí mis vestiduras y echaron a suertes mi ropa. Y así lo hicieron los soldados. Estaban junto a la cruz de Jesús su madre y la hermana de su madre, María mujer de Cleofás, y María Magdalena. Cuando vio Jesús a su madre y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: “Mujer, he ahí a tu hijo”. Después, dijo al discípulo: “He ahí a tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa. Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: “Tengo sed. Había allí una vasija llena de vinagre. Entonces, un soldado empapó en vinagre una esponja y, poniéndola en un hisopo, se la acercó a la boca. Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: “Todo está consumado” e, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.   

Palabra de Dios. 

 

¿Hay ejemplo de amor más bello que entregar la vida por los demás, por aquellos a quienes amas?  

En este pasaje del evangelio, Jesús da un paso más en esa humillación para salvar a la humanidad. Pudo haber sido de otro modo, pero entonces no se habría descubierto el misterio del pecado y su gravedad, ni se hubiera revelado la hondura del amor de Dios. La cruz es el modo de expresar un océano sin límites de verdad y de bondad. Demuestra el amor sin medidas de Dios, un amor que se da, dispuesto a todo, un amor hasta el vaciamiento total. La cruz muestra el valor del ser humano, el gran precio que Dios está dispuesto a pagar por la salvación de cada uno. El mismo Dios se humilla y sufre y las ideas humanas sobre Él tiemblan ante la realidad de tanto sufrimiento de un Dios que quiere ser un mero juguete para los juegos macabros de los hombres perversos. La crueldad y el dolor se hacen medios para expresar su amor misericordioso. Y Jesús, como hombre, asume su papel con generosidad y convierte la muerte en acto de amor humano con valor infinito, porque también es Dios. 

Hoy te damos gracias, Señor y Rey nuestro, por tu amor incondicional hacia la humanidad y por llenar de ese sentimiento el corazón de un hombre bueno, José Gras, que se entregó y que se puso al servicio de la sociedad de su tiempo. Gracias a ese amor sin medida, su obra perdura en las Hijas de Cristo Rey y en todas las comunidades en las que están presentes, pues compartimos esa experiencia carismática que envuelve y reviste nuestro caminar diario. 

 

Señor, te pedimos que inspires y llenes de tu amor el corazón de todos los hombres y mujeres para que, como en José Gras, los transformes e ilumines, para que no olviden el sacrificio que hiciste por nosotros y para que te reconozcan como su Rey divino. 

 

  • ORACIÓN DEL PADRE GRAS: 

 

Te pido, Señor, 
la gracia 
de amar por ti 
todos los trabajos y cruces 
que me envíes. 
Nunca podré amarte tanto 
como Tú me has amado a mí. 

 

CRISTO VENCE, CRISTO REINA, CRISTO IMPERA; CRISTO, LUZ INFINITA, DE TODO MAL NOS DEFIENDA, AMÉN. 

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